domingo, 22 de diciembre de 2019
miércoles, 4 de diciembre de 2019
BALAS DE PAJA, Un drama rural (Novela negra)
Corre el verano de 1958 y en un rastrojo, sobre unas
balas de paja, aparecen los cadáveres de dos peones agrícolas. Al principio
todo hace suponer que se trata de una reyerta que han sustanciado las navajas,
aunque no se encuentran en la escena del crimen como tampoco hay sangre.
El suceso ocurre en Villaciegos, un pueblo tan
minúsculo como los medios de que dispone el jefe de puesto de la Guardia Civil,
el teniente Gastón, auxiliado por el sargento Trípodes, un veterano de bofetada
pronta; el cabo Emérito, pagador, arriero y albéitar del cuartelillo, y la
pareja de inefables Facundo y Solís.
Recién llegado de la capital el teniente, de talante
urbano, choca con la idiosincrasia rural y deberá valerse de los suyos, del
pueblo de siempre.
Encomienda las autopsias al boticario local,
Segismundo estudia Medicina y tiene conocimientos forenses. Enseguida descubren
que a un muerto le han desangrado y al otro, el tonto del pueblo, le falta el
corazón. Descartada la riña a navajazos comienza la instrucción y los interrogatorios
que abren varias vías de investigación. Las primeras pistas conducen hacia los
Heredia, un clan de temporeros gitanos. Pero nada es lo que parece. Don
Braulio, el cura de Villaciegos, mantiene una sospechosa relación con la viuda del
degollado.
Los intereses caciquiles imponen la inmediata
solución del caso pero nuevos crímenes lían y acrecientan la investigación: hallan al notario y
juez de paz ahorcado en su casa. Una prostituta es arrojada a las vías y es destrozada
por el tren. Aparece una forastera sin cara por un escopetazo. Destripan a un
cortijero.
Para acabarlo de arreglar añejos rencores, de cuando
la Guerra Civil, vendrán a inmiscuirse en las pesquisas.
Lo dicho un drama rural.
martes, 12 de noviembre de 2019
¡VICTORIA EN LAS NAVAS! (Novela histórica)
Os presento el video de promoción de mi novela histórica ¡Victoria en lasNavas!
En 1195 el imperio almohade derrotó al reino de
Castilla en la batalla de Alarcos. Habrán de transcurrir quince años para el
desquite en las Navas de Tolosa.
Publicada por Ediciones Rubeo
Portada de DG
Angélica McHarrell
miércoles, 6 de noviembre de 2019
HANNIBAL AD PORTAS (Novela histórica)
En el año 218 antes de Cristo llega a Cartago
Nova, al mando de un poderoso ejército, Aníbal Barca. Cruza el Ebro, los
Pirineos, el Ródano, los Alpes, se enfrenta y vence a los romanos en Tessino,
Trebia, Trasimeno y Cannas y sin embargo, y durante más de quince años de
estancia en la península italiana, no ataca Roma ni una sola vez, a pesar de tenerla
a su merced en varias ocasiones.
Numerosas son las interpretaciones que nos da la Historia y variadas las opiniones de los historiadores: que si sucumbió a las delicias de Capua, que si carecía de máquinas de asedio, etc.
En mi novela ofrezco la explicación definitiva y quién sabe si por descabellada, acertada: Aníbal acudió a Italia para liberar el corazón de Dido, la fundadora de Cartago, del Averno. Solo así conseguiría el triunfo definitivo sobre su eterno rival: Roma.
No olvidemos que Dido estuvo enamorada de Eneas, héroe troyano antepasado de los fundadores de Roma.
Aníbal intentó sin éxito conquistar la pequeña ciudad de Cumas. ¿Y qué había allí que pudiera interesarle? Para empezar era la sede de la afamada sibila de Cumas y esta recibía a los consultantes a orillas del lago Averno, (del griego Aornos, sin pájaros) de origen volcánico cuyas emanaciones sulfurosas impiden la vida de las aves. En la antigüedad se pensó que aquella era la entrada al reino de los Infiernos. Y por ahí se adentra Aníbal, solo si libera el corazón de Dido, la fundadora de su pueblo, lograra la supremacía sobre Roma.
Vistos en su conjunto, estos hechos que forman parte de la II Guerra Púnica, bien puede considerarse como una Guerra Mundial para la época. Así lo vemos en la documentada descripción de las principales batallas: Sagunto, Tessino, Trebia, Trasimeno, Cannas, Metauro y Zama, y en las campañas de los Escipiones en la Península Ibérica.
A diferencia de otras novelas, el relato de lo acaecido lo se hace desde el punto de vista de los hombres (guerreros iberos en su mayoría) que acompañaban a Aníbal. Los mercenarios anónimos que ganaron las batallas, vadearon los ríos y cruzaron las montañas.
Numerosas son las interpretaciones que nos da la Historia y variadas las opiniones de los historiadores: que si sucumbió a las delicias de Capua, que si carecía de máquinas de asedio, etc.
En mi novela ofrezco la explicación definitiva y quién sabe si por descabellada, acertada: Aníbal acudió a Italia para liberar el corazón de Dido, la fundadora de Cartago, del Averno. Solo así conseguiría el triunfo definitivo sobre su eterno rival: Roma.
No olvidemos que Dido estuvo enamorada de Eneas, héroe troyano antepasado de los fundadores de Roma.
Aníbal intentó sin éxito conquistar la pequeña ciudad de Cumas. ¿Y qué había allí que pudiera interesarle? Para empezar era la sede de la afamada sibila de Cumas y esta recibía a los consultantes a orillas del lago Averno, (del griego Aornos, sin pájaros) de origen volcánico cuyas emanaciones sulfurosas impiden la vida de las aves. En la antigüedad se pensó que aquella era la entrada al reino de los Infiernos. Y por ahí se adentra Aníbal, solo si libera el corazón de Dido, la fundadora de su pueblo, lograra la supremacía sobre Roma.
Vistos en su conjunto, estos hechos que forman parte de la II Guerra Púnica, bien puede considerarse como una Guerra Mundial para la época. Así lo vemos en la documentada descripción de las principales batallas: Sagunto, Tessino, Trebia, Trasimeno, Cannas, Metauro y Zama, y en las campañas de los Escipiones en la Península Ibérica.
A diferencia de otras novelas, el relato de lo acaecido lo se hace desde el punto de vista de los hombres (guerreros iberos en su mayoría) que acompañaban a Aníbal. Los mercenarios anónimos que ganaron las batallas, vadearon los ríos y cruzaron las montañas.
lunes, 21 de octubre de 2019
Acantilados de papel: Mortus est Almanzor, de Luis de los Llanos Álvarez...
Acantilados de papel: Mortus est Almanzor, de Luis de los Llanos Álvarez...: Luis de los Llanos Álvarez Mortus est Almanzor Aperion Ediciones, 2018 A quienes frisamos determinada edad, el nombre de Almanzor n...
lunes, 9 de septiembre de 2019
¡Victoria en las Navas! Novela histórica
El 16 de julio de 1212 tuvo lugar en las
cercanías de Navas de Tolosa un choque armado entre el imperio almohade y los
reinos de Castilla, Aragón y Navarra, tan singular y sangriento que durante
mucho tiempo fue conocido como: La Batalla.
Quince años antes el imperio almohade había derrotado
a Castilla en la batalla de Alarcos, pero es que todas las grandes batallas
campales del siglo anterior fueron victorias sarracenas.
Alfonso VII de León El Emperador (1126/1157) consiguió reunir bajo su cetro a todos los
reinos cristianos peninsulares, pero malogró ese esfuerzo unificador al morir y dividir
nuevamente su imperio entre sus hijos.
Mientras en Al-Andalus sucedía lo contrario, la fuerza
unitaria de los almohades reunificó a los reinos de taifas bajo una sólida férula capaz de
arrollar a los reinos cristianos independientes y enfrentados entre sí.
¡VICTORIA EN LAS NAVAS! narra la ventura de la historia, contada
por personajes tan azarosos y singulares como cotidianos.
¡VICTORIA EN LAS NAVAS! Novela histórica
¡Victoria en las Navas!, es una novela histórica publicada por Ediciones Rubeo.
Portada de DG Angélica McHarrell
A mediados del siglo XII, mientras los reinos
cristianos reunidos bajo una misma corona se disgregan en cinco reinos
diferentes y se enfrentan entre sí por miopes aspiraciones territoriales, una
nueva fuerza surgida del norte de África, los almohades, invade Al-Andalus con
el objeto de unificar los reinos de taifas musulmanes y conquistar de nuevo
toda la Península.
En 1195, en la batalla de Alarcos, el califa
almohade Yusuf II derrota estrepitosamente al reino de Castilla que pierde toda
la comarca de Calatrava. La frontera con Al-Andalus retrocede desde el Guadiana
hasta el Tajo.
Pero en 1212, unidos en una cruzada, los reyes de
Castilla, Aragón, y Navarra: Alfonso VIII, Pedro II y Sancho VII, conseguirán vencer
al califa almohade en las breñas de las Navas de Tolosa salvando la
civilización cristiana.
martes, 26 de febrero de 2019
PIRRO, EL ÁGUILA DE EPIRO, novela histórica
PIRRO, EL ÁGUILA DE EPIRO, relata los avatares de la
vida de uno de los mejores generales de la antigüedad. Aunque venció en todas
las batallas, contra romanos y púnicos, fracasó en su intento de ampliar su
reino epirota en Italia y Sicilia y finalmente debió abandonar la aventura
derrotado por los romanos en Beneventum.
Una novela excepcionalmente narrada acerca de un
héroe a la vieja usanza y, en cierto modo maldito, que llegó a conocer como
nadie el amargo sabor de la victoria.
PIRRO, EL ÁGUILA DE EPIRO, novela histórica ganadora del certamen Tugia 2018
¿Por qué Pirro? El rey epirota brilló en
una época intermedia entre el efímero esplendor de su vecino macedonio,
Alejandro Magno, y el lento pero imparable ascenso de Roma. Pirro de Epiro fue
el árbitro que dejó al mundo antiguo servido al voraz expansionismo de Roma y
Cartago.
Pirro (318-272 a.C.), conocido por su
soldados como su Águila,
fue rey de Epiro en dos ocasiones, de 307 a 302 a.C. y de nuevo entre 297 y 272
a.C. También ostentó la corona de Macedonia en dos breves ocasiones. La
Historia le reconoce como uno de los mejores generales de su época y uno de los
grandes rivales de la república romana en su expansión por Italia.
Desde muy joven se vio envuelto en las
guerras entre los diadocos, los sucesores de Alejandro, en sus interminables
luchas por arrebatar una porción del inmenso imperio conquistado por el
macedonio. Dichas rivalidades fueron continuadas por los epígonos, los hijos de
aquellos ambiciosos generales.
Con una experiencia militar forjada tras
su paso por todos los bandos enfrentados, fue llamado por los griegos de la
Magna Grecia, amenazados por el expansionismo romano.
Pirro venció en dos batallas a las
legiones y llegó hasta las inmediaciones de Roma, pero sin más consecuencia. Roma contaba con los recursos ilimitados
de una gran nación en ciernes y los aliados itálicos de Pirro, una vez que
desembarcó, temían la tiranía de éste, si finalmente salía victorioso.
Harto de la mezquindad de sus aliados
atendió la llamada de los griegos de Sicilia, angustiados por la amenaza
cartaginesa. Su suegro Agatocles fue tirano de Siracusa, y Pirro creía tener
algún derecho sucesorio sobre el gobierno de la isla.
Pudo vencer y conquistar Sicilia, pero los
oligarcas sicilianos le retiraron su
apoyo, temerosos de perder aquella independencia que precisamente Pirro debía
defender, tan pronto como el epirota gobernó la isla, no como una confederación
de ciudades libres sino como un déspota extranjero. Administró con el
absolutismo que vio hacer a los Ptolomeos, nombró jueces y magistrados sin
importarle los particularismos, costumbres, privilegios ancestrales o fueros de
cada ciudad o región.
El legado de Pirro consistía en que hijo
su Ptolomeo reinara en Epiro, Macedonia, Etolia, Esparta, Grecia, toda la
Hélade bajo su cetro con la ayuda que él le enviaría, una vez conquistada Roma
y Cartago. Su hijo Alejandro sería rey de toda la Italia unificada bajo su
cetro, y su hijo menor Heleno soberano de Sicilia y Cartago.
Regresó a Epiro, conquistó Macedonia,
amenazó Esparta, más guerras y batallas para morir en una miserable escaramuza
en las calles de Argos.
PIRRO, EL ÁGUILA DE EPIRO, relata estos avatares en primera persona, unas veces; a través de
sus compañeros de armas otras. Con las diferentes mujeres que se cruzan en su
vida y la mirada de sus hijos que le acompañaron desde muy jóvenes en su
continuo guerrear.
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